Las personas tenemos una clara tendencia a complicarnos la
existencia. Ya de por sí la vida se concibe como dura, imaginémonos por
un momento que le añadimos por iniciativa propia más ingredientes que se
empeñan en oscurecerla. El resultado se presenta ante nuestros ojos
como no puede ser de otra manera, con una simple palabra: dolor.
En
la carrera de filosofía aprendí muchas nociones sobre qué era la
existencia, la vida. Muchos conceptos del porqué estamos aquí. De dónde
venimos, hacia dónde nos dirigimos... Preguntas vitales que todo ser
humano se plantea alguna vez en su vida.
Es duro para
algunos encontrarse arrojado en este mundo sin haberlo pedido y tener
que construirse día a día su propio destino... Para otros se trata de un
milagro, un regalo del día a día porque pueden construirse, aprender de
los errores y ser felices. La mayoría pasan desapercibidos, sin
preguntarse nunca por nada, sin cuestionarse absolutamente nada de lo
que les rodea. Pero es curioso cómo todos ansiamos y perseguimos lo
mismo: el concepto escurridizo y complicado de la felicidad.
Yo
la felicidad la concibo en instantes, en momentos esporádicos... nunca
como un estado absoluto ni al que se puede llegar de forma definitiva.
Es un estado transitorio, que aparece en ocasiones e igualmente
desaparece, dependiendo supongo de muchas circunstancias. Pero me gusta
pensar que cada día en el que abro los ojos me voy a encontrar con uno de esos instantes reveladores... ahora eso sí, si ya es difícil toparme
con ellos, ya el ser consciente y aprovecharlos es otra historia....
Cuando
conozco a una persona me gusta saber de ella estas cosas, averiguar
cómo concibe su vida, a qué se aferra, cuáles son sus metas... de ahí
extraigo mi versión de la esencia de cada uno, puedo ver aunque sea una
pequeña corteza de su personalidad, algo que poco a poco si me interesa
debo ir descubriendo. Me gusta sentir lo que me transmiten...
A
mí me suelen caer bien en general casi todo tipo de personas, los que
me conocen lo saben. Pero no me interesan todas, sólo indago en las que
encuentro algo que me atrae, que me llena...
En muchas ocasiones me equivoco con ellas, pero de todas aprendo algo, lo que quiero ser, lo que no...
Me
fascinan las personas por las que siento una afinidad nada usual entre
nosotros. Aunque creamos que es algo cotidiano, no es tan frecuente
encontrarse con alguien especial, que te transmite cosas, con la que
desde el primer momento sientes que la química, la amistad, el
entendimiento se sitúan en primer plano,se transmiten y fluyen a través
nuestro en recíproco sentido... es algo que me resulta conmovedor. En
estos raros encuentros, cuando ya encima sientes y te percatas de que se
tienen cosas en común, ya es algo que marca para siempre.
Así que esto va dedicado a vosotros... a los que me habéis dejado vuestra marca en mi corta pero feliz existencia.
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