lunes, 9 de abril de 2012

Reflexiones...

Las personas tenemos una clara tendencia a complicarnos la existencia. Ya de por sí la vida se concibe como dura, imaginémonos por un momento que le añadimos por iniciativa propia más ingredientes que se empeñan en oscurecerla. El resultado se presenta ante nuestros ojos como no puede ser de otra manera, con una simple palabra: dolor.

En la carrera de filosofía aprendí muchas nociones sobre qué era la existencia, la vida. Muchos conceptos del porqué estamos aquí. De dónde venimos, hacia dónde nos dirigimos... Preguntas vitales que todo ser humano se plantea alguna vez en su vida.

Es duro para algunos encontrarse arrojado en este mundo sin haberlo pedido y tener que construirse día a día su propio destino... Para otros se trata de un milagro, un regalo del día a día porque pueden construirse, aprender de los errores y ser felices. La mayoría pasan desapercibidos, sin preguntarse nunca por nada, sin cuestionarse absolutamente nada de lo que les rodea. Pero es curioso cómo todos ansiamos y perseguimos lo mismo: el concepto escurridizo y complicado de la felicidad.

Yo la felicidad la concibo en instantes, en momentos esporádicos... nunca como un estado absoluto ni al que se puede llegar de forma definitiva. Es un estado transitorio, que aparece en ocasiones e igualmente desaparece, dependiendo supongo de muchas circunstancias. Pero me gusta pensar que cada día en el que abro los ojos me voy a encontrar con uno de esos instantes reveladores... ahora eso sí, si ya es difícil toparme con ellos, ya el ser consciente y aprovecharlos es otra historia....

Cuando conozco a una persona me gusta saber de ella estas cosas, averiguar cómo concibe su vida, a qué se aferra, cuáles son sus metas... de ahí extraigo mi versión de la esencia de cada uno, puedo ver aunque sea una pequeña corteza de su personalidad, algo que poco a poco si me interesa debo ir descubriendo. Me gusta sentir lo que me transmiten...

A mí me suelen caer bien en general casi todo tipo de personas, los que me conocen lo saben. Pero no me interesan todas, sólo indago en las que encuentro algo que me atrae, que me llena...

En muchas ocasiones me equivoco con ellas, pero de todas aprendo algo, lo que quiero ser, lo que no...

Me fascinan las personas por las que siento una afinidad nada usual entre nosotros. Aunque creamos que es algo cotidiano, no es tan frecuente encontrarse con alguien especial, que te transmite cosas, con la que desde el primer momento sientes que la química, la amistad, el entendimiento  se sitúan en primer plano,se transmiten y fluyen a través nuestro en recíproco sentido... es algo que me resulta conmovedor. En estos raros encuentros, cuando ya encima sientes y te percatas de que se tienen cosas en común, ya es algo que marca para siempre. 

Así que esto va dedicado a vosotros... a los que me habéis dejado vuestra marca en mi corta pero feliz existencia.

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