Amanece. Aún sigo despierta. Es la hora del nuevo día cuando se fusionan dos mundos. El de los sueños que quizá nunca se cumplan...el de las promesas que nos atrevimos a compartir una tarde de audacia...y el mundo real...donde cuesta tanto ser uno mismo...donde no vale autoengañarse porque al final todo termina por descubrirse...donde no hay caretas tras las que esconderse de nada...
Hace ya un rato que apenas pienso en nada concreto. Mi mente divaga con voluntad propia lejos, muy lejos... Mi mano como un autómata traza garabatos sinsentido alguno en una hoja de papel. Líneas y círculos se confunden creando símbolos abstractos que acaban por no representar absolutamente nada.
Pienso en lo que haré mañana cuando salga de aquí.
Correré muy rápido, lo que mis fuerzas me permitan. Necesito escabullirme del mundo, dejar atrás todo lo que duela, todo lo que pesa. Buscar un recóndito lugar donde despojarme de toda esta maldita carga. Que la velocidad que permita esa distancia sea tan fuerte que haga que se me salten las lágrimas...lágrimas causadas de tanta vida, de tanta experiencia adquirida.
De pronto quiero ser mayor para poder contemplar mi existencia desde una cierta perspectiva. Quiero cumplir años para ser esa persona fuerte, para que nada me afecte... Ser como esas personas ancianas que ya, con la madurez que otorga haberlo vivido todo, se atreven a aconsejar a otros sobre lo positivo que toda situación encierra.
Persigo que esta hoja de papel no sólo contenga dibujos y formas disparatadas...llenarla de letras que formen palabras, otorgarles sentido, jugar y darles forma...poder transmitir la vida en cada línea. Plasmar todo lo que llevo dentro, que las ideas surjan de mí hacia ti como realmente me gustaría...
Sé que sucederá y se hará realidad pronto. La clave está en escapar, huir lejos...llegar a ser autor del guión de mi propia vida...una vida concebida como un idéntico escenario pero diferentes protagonistas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario