miércoles, 16 de octubre de 2013

Escribir...

Él me preguntó... ¿por qué escribes? ¿para qué? ¿para quién?

Me quedé un rato callada. Al ver mi mirada ausente, y aprovechándose de ese momento mío de confusión, empezó a soltar un discurso sobre las personas que escribían a través de los blogs.

Ese día no le contesté absolutamente nada...

Escribir para mí es poder darle un sentido a las cosas. Cuando algo se me cruza por la cabeza varias veces al día, sé que voy a terminar expresándolo... debo sacarlo fuera de mí, plasmarlo en un trozo de papel. Sólo de este modo se puede tomar una cierta perspectiva, situarte ante el problema de manera objetiva y tratar de darle un enfoque correcto. No encuentro otra forma. Todo así va fluyendo, me ayuda a lograr saber lo que hay que hacer. Le doy sentido a lo que pasa pudiendo tomar una decisión y pasar página.

Escribir es eliminar cualquier tipo de frontera en la vida. 

Escribir es sumergirme en una experiencia en la que sigo siendo yo misma pero con otras cualidades. Soy lo que quiero ser, reflejo todas mis virtudes y debilito mis defectos. Cuando me siento a escribir no existen palabras como límites, fronteras, imposible, lejano o difícil. Todo es posible dentro de una historia.

Escribir es una forma de poder evadirnos de la realidad, olvidarnos de quiénes somos. 

Escribir es atreverte a darle carpetazo a nuestros miedos y complejos. Estos se disuelven en el texto, quedan encerrados entre dos puntos de un mismo párrafo. 

Escribir es una de las maneras que tenemos para poder mirarnos realmente a la cara, para ver lo que somos. Es como una mirada sincera de frente en un espejo de un cuartito pequeño y acogedor. Se nos revela todo, cuerpo y esencia.. máscara y sustancia.

Escribir para poder recordar, para que nos recuerden, para que no nos olviden, para que permanezcamos en el recuerdo de quien quiera que nos lea. Escribir para compartir nuestros recuerdos, para que dejen de ser sólo nuestros y extrapolarlos a mentes ajenas.

Escribir es reinventarse. No quedarse nunca paralizado, ir dando pasitos poco a poco hasta llegar a la meta deseada. Es, en cada nuevo texto, obtener una personalidad distinta... pasar de ser por un día algo que amamos a algo que aborrecemos.

Escribir es lo que te da la fuerza necesaria para arrollar todo lo malo, para acabar con todo lo que no te gusta, para dejar a un lado los fantasmas, miedos y aprensiones. 

Escribir es hacerse fuerte, es dejar a un lado por un minuto la cobardía y atreverte con todo. Es echarle coraje a la vida. Es como el único sustento con el que cuentas para agarrarte en una noche fría de invierno. 

Escribir tiene el poder de vencer al tiempo, de detenerlo. Tiene poderes curativos de evasión cuando más triste te sientes. Es un arma letal contra el aburrimiento, contra la soledad, contra el desánimo... contra todo lo que en esta vida no merece la pena dedicarle ni dos segundos de nuestro tiempo.

Y sobre todo... escribir es mi puente para acercarte, para que sepas lo que siento, lo que me pasa por la cabeza. Es un modo tan lícito como otro cualquiera de captar tu atención, de que me leas, de que pienses en lo que digo. Es en ocasiones la forma más divertida con la que cuento de enredarte en mis disparates, en mis locuras, en mis sinsentidos. 

Ya sabes mi respuesta... escribir es todo esto.






miércoles, 2 de octubre de 2013

Día raro...

Caminas despacito con la cabeza cabizbaja. 

En realidad no hay nada que te interese más allá de esa altura. Te da pena levantar la mirada y ver tantos rostros grises e idénticos que no te dicen nada. Hoy no tienes fuerzas ni para eso.

Prefieres mantenerla a ras del suelo. Aquí todo aunque anodino es más gratificante. 

Miras tus propios pies mientras recorres a grandes zancadas la distancia existente entre tu casa y el trabajo. Son los dos únicos sitios en los que te sientes tú misma. Es curioso- te dices- la manera que tienes de caminar. Te fijas en los distintos zapatos que lleva la gente con la que te cruzas... algunos con los que te has chocado. Has soltado un leve disculpa y ni siquiera has mirado. Son modelos variados, de distintos colores y modalidades. Unos y otros reflejan una leve pesquisa de lo que podría ser la personalidad del que los dirige. Unos pasan por tu lado pisando fuerte, decididos, directos a su destino. Otros, en cambio, lo hacen dubitativos, sin paso firme, parecen como si temieran pisar muy fuerte y hacerse daño.

Este pensamiento te hace meditar sobre la vida. Sobre todo lo que has pasado, lo que eres y serás muy pronto. 

Hoy es un día desesperante. Parece que nunca has caminado tan deprisa, y sin embargo, tu destino nunca llega. Te sientes como si hubieran depositado en las plantas de tus zapatos unas plantillas de acero. Te cuesta dar los pasos.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente... empieza a caer una fina lluvia. Te gusta la lluvia y notas cómo el resto de la gente se aleja o va desapareciendo de tu campo visual hasta caminar completamente sola. A ti no te preocupa esto. 

Por breves momentos te permites cerrar los ojos y que los sonidos conocidos te guíen. Te sientes cómoda aunque pronto te das cuenta que esto es ilusorio. 

El agua resbala por tu pelo hasta llegar a tu cara. Poco a poco tu ropa se va haciendo cada vez más pesada. 

Hoy puede ser un día corriente para cualquier persona del planeta... en cambio para ti no es así. 

Hoy es un día en el que miles de personas corren despavoridas hacia sus casas o hacia algún recóndito cobijo para resguardarse de la lluvia... y tú, tan solo tú... te has quedado parada en medio de una acera, con la mirada perdida en el suelo.

martes, 1 de octubre de 2013

Cuando me siento sola...

Cuando me siento sola...
este cuarto parece diferente
me vuelvo pequeñita, cualquier leve ruido me asusta.

Cuando me siento sola...
me da por examinarlo todo
mi mente estalla en mil ideas, contradictorias y confusas.

Cuando me siento sola...
me entra la dichosa nostalgia
olas de confusión expandiéndose por mi cabeza.

Cuando me siento sola...
rememoro conversaciones absurdas
cosas que nunca te dije, o cosas que debí callarme.

Cuando me siento sola...
no hay quien me soporte
termino por revolverlo todo, no tengo piedad de nadie.

Cuando me siento sola...
soy la niña que siempre amaste
indefensa y asustada, rebelde y contestona.

Cuando me siento sola...
me siento capaz de ser la dueña del mundo
me da por ordenarlo todo, cambiar las cosas de sitio.

Cuando me siento sola...
le cambio el nombre a las cosas
doy nuevas definiciones, me creo una nueva existencia.

Cuando me siento sola...
oleadas de pánico me embargan
escribo poemas a la soledad, sufro delirio por lo que pudo haber sido.

Cuando me siento sola...
la lluvia se torna más dura
son bandadas de cuchillos, que acribillan mi cabeza.

Cuando me siento sola...
el sonido del exterior me molesta
me acurruco en una esquina, me gustaría ir desapareciendo.

Cuando me siento sola...
el ser y el no ser caminan de la mano
espacio y tiempo me atrapan, nada parece que conecta.

Cuando me siento sola...
me observo en el espejo del baño
me gustaría ser más alta, llegar en dos zancadas a tu casa.

Cuando me siento sola...
devoro maravillosos libros
reteniendo en mi memoria, líneas que expulsaré en su momento.

Cuando me siento sola...
me pongo a bailar muy despacito
acurrucando mi cuerpo, pero sintiéndolo muy lejano.

Cuando me siento sola...
digo con fuerza tu nombre
para que allí donde estés, te llegue el eco de mis gritos.