Una de las cosas
que más me pueden llegar a complicar la existencia... es el acto de
tomar decisiones. Para mí no es asunto fácil. Hay momentos en la vida en
que debes ponerte a ello, da igual que no lo quieras enfrentar en ese
instante y lo ignores o postergues para el día de mañana... antes o
después tienes que coger el toro por los cuernos y afrontar los
problemas cara a cara. A veces damos tal rodeo tratando de escurrirlos y
evitarlos que al final nos percatamos que ha sido absurdo, que hemos
terminado perdiendo nuestro precioso tiempo para acabar dando un rodeo y
terminar delante de los mismos problemas de igual manera.
Es complicado ser consciente de que te encuentras inmerso en una situación que requiere tu elección de toma de decisión para no terminar estancado. Pero joder, es que no es nada fácil tomar las riendas de tu propia vida.
El mero hecho de tomar decisiones supone conocerse a uno mismo, saber qué es lo que más te conviene, eliminar cosas, personas y situaciones dañinas... en definitiva, implica un ejercicio de introspección que es importante hacerlo de vez en cuando. Hoy en día, es tarea ardua someterse a dicho ejercicio. Todo a nuestro alrededor gira y está proyectado hacia todo lo contrario y meterse en uno mismo y ver cara a cara nuestro propio abismo, verse desnudo, sin las apariencias, sin máscaras y tener que plantearse rectificar, ver lo bueno y lo malo que tenemos... para qué nos vamos a engañar... no es fácil y a veces ni agradable.
Dicen que así vamos madurando, eligiendo un camino por cada decisión tomada. Yo no sé si he madurado, pero como todos vosotros me he visto envuelta en la maldita tesitura de tener que tomarlas.Cuando te dan todo dado y no te haces responsable de elegir lo que quieres para ti, la vida es más fácil pero también má aburrida y sin sentido.
Algunas decisiones son bastante sencillas, te sienta bien tomarlas, no tienes que pensar mucho en los pros y en los contra, simplemente te dejas llevar y puede hasta que nos autoengañemos creyendo que hemos optado por la decisión correcta. Se nos queda una cara de bobos...
Otras son igualmente simples, te decides por ellas porque sabes a ciencia cierta que te van a conducir por un camino por el que no estás dispuesto a pasar más y eliges rápidamente la decisión contraria; no porque te encante tampoco, pero lo haces huyendo de la otra opción drásticamente.
Lo realmente jodido es cuando te encuentras inmerso en un cruce de caminos en que los dos lados te reportan cosas que te llenan y te dañan igualmente. Es ese momento infernal que odio, cuando te entran las dudas. Se pasa fatal. Ahí es má sencillo errar y equivocarse y terminas jodiéndolo todo. Cosa por cierto muy habitual en el ser humano.
Hay que ser muy fuerte y muy adulto para no arrastrar la maldita sensación tardía que te has vuelto a equivocar.
Dicen los "entendidos" y los "maduros" que sea lo que sea por lo que hayas optado, que da igual que hayas acertado o la hayas cagado, que una vez tomada la decisión hay que tirar para adelante sin girar la vista atrás, que siempre es bueno porque se despliegan ante ti mil posibilidades diferentes. Pero para las personas "normales" y con tintes de "infantilismo", para los que vivimos entre una especie de etapa de madurez y la fase anal, entre las que yo por supuesto me sitúo, es una putada. Te ves perdida en tal abismo que ni finalmente avanzas ni retrocedes y se produce un sentimiento desconcertante. Se produce un estancamiento. Con toda seguridad piensas que la has cagado de nuevo, que te has equivocado, que eres tan cobarde que hubieras preferido tener sólo un camino y haberlo enfrentado, a tener a tu alcance miles de opciones reales disponibles ante ti. Porque así es todo más complicado.
En ese momento, te da igual no crecer, lo único que quieres es que pase ese instante lo antes posible, como sea. Piensas que mañana lo podrás afrontar mejor.
Llamadme infantil, pero no me gusta tomar ciertas decisiones.
Si eres como yo, que te supone una putada tomar decisiones, dále a me gusta...:)
Es complicado ser consciente de que te encuentras inmerso en una situación que requiere tu elección de toma de decisión para no terminar estancado. Pero joder, es que no es nada fácil tomar las riendas de tu propia vida.
El mero hecho de tomar decisiones supone conocerse a uno mismo, saber qué es lo que más te conviene, eliminar cosas, personas y situaciones dañinas... en definitiva, implica un ejercicio de introspección que es importante hacerlo de vez en cuando. Hoy en día, es tarea ardua someterse a dicho ejercicio. Todo a nuestro alrededor gira y está proyectado hacia todo lo contrario y meterse en uno mismo y ver cara a cara nuestro propio abismo, verse desnudo, sin las apariencias, sin máscaras y tener que plantearse rectificar, ver lo bueno y lo malo que tenemos... para qué nos vamos a engañar... no es fácil y a veces ni agradable.
Dicen que así vamos madurando, eligiendo un camino por cada decisión tomada. Yo no sé si he madurado, pero como todos vosotros me he visto envuelta en la maldita tesitura de tener que tomarlas.Cuando te dan todo dado y no te haces responsable de elegir lo que quieres para ti, la vida es más fácil pero también má aburrida y sin sentido.
Algunas decisiones son bastante sencillas, te sienta bien tomarlas, no tienes que pensar mucho en los pros y en los contra, simplemente te dejas llevar y puede hasta que nos autoengañemos creyendo que hemos optado por la decisión correcta. Se nos queda una cara de bobos...
Otras son igualmente simples, te decides por ellas porque sabes a ciencia cierta que te van a conducir por un camino por el que no estás dispuesto a pasar más y eliges rápidamente la decisión contraria; no porque te encante tampoco, pero lo haces huyendo de la otra opción drásticamente.
Lo realmente jodido es cuando te encuentras inmerso en un cruce de caminos en que los dos lados te reportan cosas que te llenan y te dañan igualmente. Es ese momento infernal que odio, cuando te entran las dudas. Se pasa fatal. Ahí es má sencillo errar y equivocarse y terminas jodiéndolo todo. Cosa por cierto muy habitual en el ser humano.
Hay que ser muy fuerte y muy adulto para no arrastrar la maldita sensación tardía que te has vuelto a equivocar.
Dicen los "entendidos" y los "maduros" que sea lo que sea por lo que hayas optado, que da igual que hayas acertado o la hayas cagado, que una vez tomada la decisión hay que tirar para adelante sin girar la vista atrás, que siempre es bueno porque se despliegan ante ti mil posibilidades diferentes. Pero para las personas "normales" y con tintes de "infantilismo", para los que vivimos entre una especie de etapa de madurez y la fase anal, entre las que yo por supuesto me sitúo, es una putada. Te ves perdida en tal abismo que ni finalmente avanzas ni retrocedes y se produce un sentimiento desconcertante. Se produce un estancamiento. Con toda seguridad piensas que la has cagado de nuevo, que te has equivocado, que eres tan cobarde que hubieras preferido tener sólo un camino y haberlo enfrentado, a tener a tu alcance miles de opciones reales disponibles ante ti. Porque así es todo más complicado.
En ese momento, te da igual no crecer, lo único que quieres es que pase ese instante lo antes posible, como sea. Piensas que mañana lo podrás afrontar mejor.
Llamadme infantil, pero no me gusta tomar ciertas decisiones.
Si eres como yo, que te supone una putada tomar decisiones, dále a me gusta...:)